El año viejo me ha dejado cosas muy buenas. Buenas experiencias, excelentes momentos y grandes sorpresas.
Me mostró lo que ya sabia pero no había aceptado…existen muchos caminos para llegar a nuestro destino.
El año viejo fue maravilloso. Reí, canté, lloré, viajé, conocí personas nuevas, me desvanecí de otras…y volví a viajar, a reír , a llorar y a sorprenderme.
Aprendí mucho sobre mi trabajo, disfruté con mi familia de sangre y mi familia elegida. Sobreviví a una locura de hormonas y las personas a mi alrededor también sobrevivieron a mi, aunque este último, no fue tan díficil -(sonrío)
El año viejo me puso al limite en muchos sentidos y de todos aprendí. Estuve muy sensible y muy receptiva. Comencé a cambiar mi chip mental de todo aquello que me ha atado y decidí empezar a disfrutar a mi modo, a mi ritmo y según mis deseos.
El año viejo me dio la oportunidad de ser más fuerte, más aguerrida y mucho más plena.
El año viejo fue excelente. Lo disfruté, me disfruté y crecí. Crecí mucho. Lo cerré con mucho amor, muy complacida, tranquila y feliz. Me acepté, me perdoné y me decidí.
El año viejo fue intenso y sí, sí tengo miedo del 2019 y sus cambios, porque el cambio es lo único que nunca se desvanece. El 2019 viene lleno de retos, de nuevos conocimientos y no puedo permanecer en donde estoy, debo avanzar, avanzar y avanzar. Y eso me pone de nervios pero muy feliz.
Deseo en especial que el universo me permita ser una buena madre de tres. Que me permita ser paciente, amorosa, entregada y sobre todo que me de el temple y serenidad para hacer de ellos niños felices. También deseo ser una mejor esposa. Más amorosa, menos exigente y más congruente.
2019 es un reto muy grande porque debe ser mucho mejor que 2018 y necesitaré fortaleza, pero se que la encontraré, así como ustedes también lo harán en todo aquello que se decidan a iniciar.
Reciban mucho amor y paz.
